A lo largo de cuatro décadas, este álbum se ha convertido en referencia imprescindible para melómanos y seguidores de la agrupación, que reconocen en cada pista la impronta de una etapa llena de tensiones y búsquedas artísticas.
En plena mitad de los setenta, Pink Floyd atravesaba un momento complejo, con varios integrantes sintiéndose al límite de sus posibilidades. Roger Waters expresaba su preocupación, mientras que David Gilmour y Richard Wright coincidían en que este disco sería crucial para reafirmar la identidad de la banda.
El resultado fue un proceso de grabación intenso, donde las ideas surgían lentamente hasta moldear una obra que se destacaría como una de las favoritas para sus creadores.
La delicada condición de Syd Barrett, fundador de Pink Floyd, fue la chispa que alimentó la temática nostálgica de “Wish You Were Here”. Aunque el músico ya no formaba parte activa del conjunto, su presencia seguía viva en la inspiración de ciertas canciones.
Su repentina visita al estudio en medio de las sesiones se convirtió en un episodio profundamente emotivo y dio lugar a numerosos relatos sobre cómo afectó a sus antiguos compañeros.